lunes, 17 de abril de 2023

ALCALDE Y SHERIFF

ALCALDE Y SHERIFF

En el juicio del “clan de los suecos”, palestinos de procedencia y de un suburbio de Malmö su crianza, el abogado defensor Francisco Osuna, antes que el presunto asesino de la bicicleta se declarara culpable al fiscal. Para reafirmar su inocencia, sacó a lucir el c.v. de delincuente  de oficio del principal implicado; -víctima de un barrio marginado en el paraíso del estado de bienestar sueco, peor que los arrabales de Caracas, por lo que buscó camino de enmendar su vida en el sur de Europa. Mucho talento ideológico de geocriminología barriobajera mundial, derrochó en su argumentación el licenciado.

Con la bonita ciudad de Malmö, celebramos antaño unos encuentros culturales de “Sur a Sur”; paseaba al concejal de Cultura, por la Feria del Centro de Málaga, y al ver el bullicio, me preguntó si yo no llevaba escolta, lo que me llamó la atención por inusitado.

El sábado pasado, post siesta, trataba de cruzar el centro de Málaga, la senda de los peatones no la logré encontrar, entre la masa humana, mesas y sillas de los bares; así que entre “excuses me” y encontronazos pude llegar de la Alcazabilla al Conservatorio María Cristina. Un prodigio de ocupación de la vía pública, con más copas por centímetro cúbico que en Copolandia. Los cofrades de los  traslados pudieron protestar, pero los de a pie, ajo y agua.

Como ex edil, conocedor del gasto de policías que implican esos follones, se me fue la olla a las arcas municipales  dadivosas, siempre quejoso de la falta de los otros servicios de seguridad del Estado.

Las pascuales han empezado de mal en peor, con escenarios de crímenes y agresiones, con todo tipo de armas, en escenarios que van por todos los puntos cardinales de la Ciudad del Paraíso: desde Pedregalejo a Churriana, de la Malagueta a La Palmilla.  Los sucesos apenas me han dejado seguir la pista a los candidatos a las municipales: -¡Esto es como Malmö!, presuntamente gritaría el letrado Osuna.

En fin, yo que me apunto a las 10.000 viviendas y a peatonalizar la Alameda, no ocupada por los menús del día y de la noche; en mi última comparecencia de concejal, pude destacar que en mis dieciséis años Málaga gozó de paz. De la Torre se le ha ajado esa  respuesta con la ciudad que deja en su trayectoria, los signos de las temporadas. Lo triste es que el próximo alcalde malagueño debe actuar de guardia de la porra, ya que los obligados se hacen el manco y se quitan la estrella; más que pendientes a la Junta de Gobierno Local, tendrá que tener en vigilia permanente la Junta Local de Seguridad, es decir, más que un alcalde necesitamos un scheriff.

Curro Flores

 

 

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