LA MAREA ATLÁNTICA
Al fin se postuló para presidenta de España, Yolanda Díaz; agregando a sus fieles, bastantes infieles a Pablo Manuel Iglesias. Su plataforma Sumar, puede ser un sumando que reste, pero sus pretensiones lógicas pronunciadas en el Magariños, son sin Vista Alegre para la Moncloa.
Inmediatamente su militancia comunista ha dado para que a la buena mujer la paseen en las redes en una photitoshop, emparejada con la sombra de Stalin. Si de fotos se trata de gallegos, ya tenemos la de su paisano aspirante con el contrabandista, o cualquiera del baúl de los recuerdos del venerado fundador del PP Manuel Fraga, con el Dictador y ahí no hace falta adobe, sino hemeroteca.
De los gobernantes que han acompañado o están en la libreta roja de Pedro Sánchez, es la que ha conseguido gestión y nombradía, ya que el circunloquio de los podemitas, constituyen más lastre que provecho.
Su excelentísima quiere ser la primera mujer jefa de gobierno, es decir, quiere pasar de coger los baches en el sidecar a tomar el manillar de la moto. Eso no está previsto en el guión, ni en las encuestas, aunque sea la política menos maltratada, su papel queda pendiente de cuanto agregue al resultado electoral de los de Ferraz.
La photito, no hay que ser adivino, para saber que la jauría contra Yolanda está en avalancha; en los previos al Magariñazo, las plumillas más madrugadoras, sacaban a relucir sus idas y venidas en la política gallega, como un culillo de mal asiento, si el suyo no se posaba en todos los almohadones de la bancada.
El ingenio de sus detractores corto y obtuso, será para que desmenucemos a que bajura ha caído el debate político. Hasta las elecciones, la izquierda de toda la vida, de más pedigrí que la de todas las vidorras, tendrá que mimar el parcheo, para que al final sumemos una vicepresidenta sin estridencias.
Curro Flores
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