REGUISPAR EL CIELO

REGUISPAR EL CIELO

Holly week hizo saltar todos los registros de ocupación en la capital del  Sur de Europa: camas, sillas, hamacas y comandas disfrutaron los miles y miles de turistas, hasta algún refrescón antes de poner cuellos de jirafas para ver el vértice de un nazareno, en el itinerario cofrade de nuevas generaciones y añejas devociones.

El dilecto Manuel Villafaina, empresario presidente de la Asociación de Empresarios de Playas, antiguos chiringuiteros, más contento que en el lunes de Pascua, ha podido  decir que desde la multiplicación de los panes y los peces en las orillas del Tiberiades, no ha visto más bullas de pasión que por zamparse el pescaito frito y un espetito de sardinas. Historia no le falta.

Pero de arena a tierra, mientras se moja el rebalaje, nuestros campos andaluces están sequitos. El de la chapulina lleva tiempo cavando el erial, sin mirar al cielo, porque cuando enguispas un nubarrón, lo más que te puede caer es el goterón de una primilla avispando una lagartija.

Así que mientras sacan en andas a Yolanda, con Feijoó refunfuñando a lo Bendodo por las moscas que les pican de Sánchez; hay que tirar del NODO para ver un pantano reluciente. La cosa tiene tomate, más si han dejado de sembrar sus semillas, por falta de agua. Dentro de poco tendremos que borrar de la lista de la compra, muchos productos hortícolas, con suerte conseguir unos datilillos del oasis; si la autoridad incompetente, hasta ahora, no parchea en el regadío y busca el líquido elemento en las bajuras, para aflorarla.

Martín Vigil, autor de El Sexo de los Ángeles, le gustaba abusar del sexo de los angelitos; así que muestro mis dudas, por los beneficios que se pudieran obtener de sacar a San Isidro en procesión para que llueva, si el santo clero nos muestra esa varita.

Como ya se han convocado las municipales, no estoy alistado,  y solamente estrené unos calcetincillos el Domingo de Ramos, por lo que lo tengo todo más que inaugurado. Me ofrezco, después del terrá, de alcalde accidentado emérito, porque conmigo vinieron todas las lluvias, más diligente que Moisés y la Virgen de la Cueva, con mi bastón de mando de inundaciones.

Curro Flore