domingo, 9 de abril de 2023

EL SANTUARIO BERNABÉU

EL SANTUARIO BERNABÉU

Apuraba mí cumple ojeando páginas sobre mi paisano Picasso, fallecido hace 50 años, el mismito 8 de abril; recordaba las peonadas que nos dimos para recuperar su Casa Natal, de local de pollería y viviendas, a lugar mundial de peregrinación.

Después de la goleada al Barça, estaba el flamante, pero inacabado estadio del Real Madrid, a tope hasta las cámaras de los drones que lo mostraban, para recibir al Villareal, pay per view.

Por el Canal del equipo blanco, me he enterado de lo roña que era don Santiago Bernabéu, en su espíritu de ahorro, iba y mandaba apagar luces para rascar pesetillas. ¿Qué diría si viviera de la radiante iluminación a lo florentino, de Navidad de calle Larios?

El plasma nos muestra, los saludos de los jugadores antes de subir al césped; se puede apreciar que bajan y suben por una escalera, de estación de Metro, no mecanizada, y encima sin salvar las barreras arquitectónicas; no es que pretenda que se juegue la olimpiada en silla de ruedas, sino que no sufran los lesionados al irse al vestuario con la cojera. Hay que estar en todo.

Antes de emborrizarnos la pantalla con las alineaciones, el zoom se fue al graderío, pero no buscó  la guapa hincha, sino se solazó en un chavalote que rebuscaba con sus dedos en la nariz, minuto de gloria mocosa. No contento con su elección de educadas maneras, se posó en el gran Carlo Ancelotti, quién hablaba con su hijo, a chiclazo batido con la boca abierta.

Le tocó después mostrarnos a los de silbato y banderín, de terno de bandera de la CNT, pero de pago, patrocinado por el grupo WÜRTH, lucido a la remanguillé de los viejos protocolos. Algún día los calvos luciremos en la chorla, un tattoo publicitario, para aliviar la pensión del ocaso.

Entre parones del VAR y más caídas que en la Pasión, la publicidad móvil circundante al césped no paraba: Hanhook, Abbott, Cisco, Sanitas y Mahou…, sin inglés no eres nadie; hasta Fly Emirates de fijo, recomendándose con Emirates fly better, especial para los voltios al desierto luxury de Rubiales, Pique y Emérito.

En fin tras el pestiño del primer tiempo empatado, la tele de pago para el sillón ball nos publicita unas hamburguesas gigantes y más cerveza, también nos enseña los que es un do de pecho cantando gol, de un locutor de Onda Cero, gran hallazgo.

Me quedé pasmado, los ricos del Real Madrid, perdieron con los menos ricos del “Submarino amarillo”; en fin no les funcionó la foto finish de costumbre a los Vinicius y, los del video arbitrario, le birlaron un penalti, más un gol dudoso de los contrario. Se quedó de una pieza el mejor portero del mundo, por el golazo de un galo negro, con menos historieta que Astérix, monsieur  Chuwueze, por el que pujan a 40 millones destino Premier.

2 a 3,  borregos blancos en trashumancia primaveral por los madriles, balando hasta Chelsea.

Curro Flores

 

 

 

 

 

 

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