METERSE A MUNICIPE

METERSE A MUNICIPE

Hasta los tronos y derechazo de Federico Valverde estábamos; moviendo descafeinados y polvitos de sacarina con su poquita  leche, en la guarida de los jubiletas, con la televisión local repitiendo desfiles y encierros previsiblemente hasta navidades, de concurso de saetas por villancicos.

Bonifacio con sorna hablaba de que ya se ha dado el pistoletazo para las municipales, por lo tanto, las fábricas de cintas inaugurales, entran en las angustias de los fabricantes de mascarillas. Como está de moda ser abuelete para coger el bastón de mando, podemos elegir al alcalde del Hogar, para que luzca nuestro garrote de obediencia.

Como las horas muertas, son preferibles a comentar nuestras bajas mortuorias, chachareamos sobre la campaña del 26 de Mayo. Don Pijote de la Plancha, hombre leído que, almacena recortes de los incumplimientos políticos de todo quisque; estaba bastante indignado por haber leído que los estrategas de los distintos partidos, preparaban su artillería para echar en cara a los adversarios, sus casos de corrupción política.

Pijote, como puede conozca algunos de mis lectores, gastaba su tiempo en conmemorar hazañas de caballeros políticos que, en buena lid y compromiso con sus electores, habían cumplido con sus programas, pertenecía a la severa orden de democratitis agudizada. También señalaba como enemigos a los malandrines que prometían agua bendita y, cortaban cintas en descampados polvorientos sin riego y ventura.

Así recibí de él alguna lisonja y papirotazos por mis años en la Casona; pero estuvimos de acuerdo, echando de menos los pre noventas de la Transición, cargados de bondad pública, en la que ser concejal era un grado de prestigio social. Así que, si encima hurtamos al debate con mayúsculas, de las propuestas de cada color para mejorar la localidad, para sustituirlo con el “tú más” vicioso; amén de jugar a la abstención, se provoca la desafección por la política, enigmático juego de los que mueven los hilos de la reacción.

Curro Flores