viernes, 21 de abril de 2023

MANDAR AL MOTORISTA

MANDAR AL MOTORISTA

De pequeño, los días de guardar, terminaban de la mano de mi abuelo, en la bodega perchelera La Manchega; a mí me tocaba la quina, antes de ver pasar en su interior la inquina de los gallos, con los espolones dispuestos para los apostantes de mascota veleños.

Era del común de esas conversaciones previas al martirio de los picotazos, despacharse unos chatos de vino la tertulia de don Jesús, mi papi, para aclarar sus gaznates; antes de murmurar por lo bajini la suerte de algún ministro del Régimen que, Franco le había mandado el motorista. Evidentemente las causas del cese debieran ser mu y íntimas, debido a que en la Dictadura las cosas de gobernar marchaban como un reloj, de arena, digo, y que nadie en sus santos privilegios le presentaba la dimisión al Jefe del Estado, por la incertidumbre del cachiporrazo.

No sé porque me vino a la mente esa escena tan cutre de mi infancia festiva;  tras ver las fotos de primera de la bancada del PP, toda alegre, junto a otra de Belarra y Montero, con el rostro compungido; después de los 233 “síes” que, le han dicho nones a su Ley del “sí es sí”, modificándola en el Congreso.

No sé, en que día de la Transición, se amortizó la  plaza del motorista de la Moncloa; la del Pardo, ya lo sabemos. Muchas crisis de gobierno hemos vivido en democracia, pero hay que tirar de hemeroteca para intuir, la comunicación de los ceses por los presidentes vividos, aunque ahora por wassap te puedan mandar a freír espárragos.

Doña Irene de Galapagar nos ha pegado un trastazo de aúpa a las tropas de Sánchez que, aunque rectificar es de sabios, seguro la sapiencia no sale en las encuestas: sin saber aún si afectara mucho al PSOE,  o a la lideresa doña Yolanda, secuestrada por Podemos en ese día presente.

Materia nueva es aprender que en los gobiernos de coalición dimitir está feo, por causa tan bochornosa; solo se hace bonito si es para reventar al que lleva el mando. La vergüenza política, puede verse alterada por la desvergüenza táctica, la moda.

Curro Flores

 

 

 

 

 

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